9 abr 2014

Los refranes, un reflejo de sabiduría popular

Los refranes son un reflejo de la sabiduría popular y su uso puede encajar en multitud de situaciones. Se estima que existen más de mil quinientos en la lengua española. Sin embargo no expresan literalmente lo que dicen.

Los dichos tienen su origen en la historia, en la religión, en una anécdota, un cuento, un personaje real o tal vez ficticio. 

A continuación algunos de los más populares. Muchos han variado ligeramente dependiendo de la zona donde se utilizaban pero el significado es el mismo.

Lágrimas de cocodrilo
Antiguamente se decía que los cocodrilos atraían a sus víctimas con un llanto parecido al de un bebé y producían lágrimas. No obstante, hoy en día sabemos que esas lágrimas humedecen el ojo fuera del agua. Este refrán se usa cuando alguien finge dolor o lo exagera.

No hay moros en la costa
En la costa española se hacía muy necesaria la vigilancia ante los continuos ataques de los moros. La costa estaba llena de atalayas desde donde vigilar. Cuando se aproximaba el enemigo el centinela avisaba al grita de "Hay moros en la costa", así la gente se preparaba para la defensa. Hoy en día se usa para advertir de alguien cuando intentamos contar algo que dicha persona no debe oír.

Brillar por su ausencia
En la época romana se tenía la costumbre de poner junto a la lápida los retratos de los antepasados de la persona difunta. Se dice que en el funeral de la hermana de Bruto, asesino de Julio César, faltaba el retrato de dicho asesino. En la actualidad se usa para mostrar cuando alguien no está presente, con un significado un tanto negativo.

Se armó la gorda
La expresión de la gorda se utilizaba en el siglo XIX cuando Isabel II fue obligada a abandonar el poder. Esto llevó a una revolución. Se armó la gorda se atribuye a hechos muy graves o impresionantes.

Poner las manos en el fuego
Este dicho tiene origen religioso. En la época en que se dictaminaba la culpabilidad o inocencia de alguien por el juicio de Dios, se colocaban hierros candentes u hogueras en las manos. Si la persona no sufría daño o el daño era leve, se le consideraba inocente. Hoy en día se usa para demostrar que alguien está muy seguro de lo que dice o de alguien.

A la tercera va la vencida
El origen de esta expresión parece estar en las luchas cuerpo a cuerpo donde el vencedor tenía que derribar en tres ocasiones a su contrincante. También existe otra teoría que nos lleva al siglo XVI y XVII, donde eran necesarios tres robos para condenar a muerte a alguien.


Muy curioso el origen de algunos refranes. Habrá que poner algunos en práctica.



Fuente: conlimonysal.blogspot.com







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